En el portal... Observando

Despues de lo latoso, en parte que había sido el hablar con los altos dle consejo de dragones, ahora se dirigía a la misión, menuda misión y además nisiquiera le daban algún dinero o algo. Vamos Strike, salva al mundo, pero por tus propios medios... ¡¿y por qué carajos no lo hacen ellos mismos?! Dijo llegando al portal y pateando una piedra hasta este. La piedra salió disparada y al caer a la tierra y llegó casi al lado de la mujer que recien habia bajado a la tierra.

El rubio acomodó la funda de la katana a su cintura y el morral a su espalda finalmente, se lanzó d eun pequeño salto al portal como si fuese un chapusó a una piscina. Llegó a la tierra y cayó de cuclillas, casi arrodillado a unos pocos pasos detras d ela pelivioleta y una chica de cabello blanco. Miró a sus alrededores y luego volvió la vista a la mujer, divisando la piedra a su lado, se le hacia familiar por lo que solo esbosó una leve sonrisa y se levantó.

...Tiene buen ojo, señorita. Dijo a modo de saludo y se aregló cada ropa, morral y arma, esta ultima hizo un sonido metalico cuando su brazo derecho se movió y comenzó el rubio a caminar e dirección a la mujer hasta llegar a un metro de distancia suya, mirando por sobre el hombro de esta como se alejaba otra figura femenina, llamandole la atención pero no lo suficiente, no tanto como la mirada encandilada que le daba la dama frente a sí a él.

¿A que se debe la fascinación? Preguntó con el ego alto y algo de picardía aunque bien que se aguantaba la risa por comportarse así. De inmediato agregó. Oh, por cierto. Estiró la enguantada mano derecha. Strike, Strike Helldart.