Veamos ...

Una roja estela de polvo viajaba por las calles de la ciudad, esta llegó hasta una pared en donde se dispersó como si fuese un chorro de agua impactando el piso, esto emitió un sonido casi electrico, entonces, en aquella pared, un vortice se comenzó a abrir, desparramando algo de energía hacia los lados y finalmente, expulsando violentamente a un hombre contra la pared de enfrente del callejón.

Este logró alzar sus brazos y topar así con estos la pared en vez de hacerlo con la cabeza. El vortice se cerró, el humano tosió por el denso aire y azufre que allí se respiraba y de inmediato, alzó su mano derecha a frente a su rostro, esta estaba empapada en sangre, la palma y las yemas de los dedos. Suspiró con extraño alivio y areglandose las ropas, llevando el arma a la espalda, comenzó a caminar en dirección a los locales, callejones y casas. Siendo visto por los demonios como algo casi cotidiano para esos ver a aquel hombre en el infierno paseandose incluso algunos le saludaban de cara o de mano.

Finalmente llegó a lo que parecía ser una especie de templo, por no decir iglesia oscura y adentrarse en este desolado lugar que casi no era iluminado. Veamos... Musitó caminando hacia el altar.