Todo un caso (Rider)

Había pasado algún tiempo desde la llegada, y ya tenía un caso. Nesesitaba material, informacón sobre criaturas miticas y alguna que otra demoniaca. ¿Que mejor lugar para encontrarse alguno de estos seres que una taberna a las una de la mañana? Ninguno. Con sus habituales vestimentas cubiertas por una gabardina cafe y un morral negro.

Se encontraba sentado frente a la barra, un trago a medio terminar con dos aceitunas en su centro y una bombilla. Las luces y el ambiente algo bohemio por bandas de jazz y otros estilos resonantes en el amplio local era agradable, algo timido todavía. Dirigió su mirar hacia una de las bailarinas en uno d elos caños y leugo al publico, nada parecía ayudarle con la invetsigar por ahora...

Pensó que quizas se dirigían a él, al ver entrar a la señorita en admiración por parte de los ebrios y alguna que otra persona o.. cosa del lugar. Más sin inmutarle a él en lo más minimo. Miró entonces a la chica y al ver que se colocaba a hablar con el barman, era obvio que efectivamente no le saludaban a él. ¿Por que lo harían de todas formas? Que importaba en todo caso, ya estaba allí y tenía tiempo de sobra. Se volteó un poco hacia la cantina y pidió un posillo con aceitunas verdes y otro martini. Apoyando su codo izquierdo en la mesa y su cabeza en la mano de dicha extremidad. De su bolsillo derecho sacó una pequeña libreta algo amarillenta y que entre paginas traía un lapiz d epasta el cual usó para comezar a subrayar algunas cosas mientras esperaba su pedido.

La voz de la chcia volvió a llamar su atención, parpadeando un par de veces al alzar la vista en direcció a donde oía la voz y marcar la libreta en el lugar donde estaba leyendola. Aquella frase "Gracias por arruinarme la noche" le hizo salir de sus pensamientos, llegar al lugar humano en su persona, el lado curioso. Chismoso. Abrió más los ojos y se ajustó los lentes para fijarse en la molesta chica.

Sin pudor alguno, mantubo la vista en aquella mujer, curioso, espectante hasta verle salir con ropas distintas. Dirigió una mirada ignorada hacia el cantinero y luego sin más que hacer, solo volvió a su libro devorando una aceituna el recipiente y luego dando un trago a su bebida. Nada parecía haber por lo que a sus espectativas, pronto se retiraría del lugar.

El golpe, el silencio, todo le hizo aguardar, cerrar la libreta y mirar en dirección a la puerta que separaba las visiones de la mujer combatiendo y las personas y otros allí en el amplio local. Guardo la billetera y se bajó de la silla afianzando el agarre de su bolso con los tirantes de este a su espalda y por cualquier cosa, llevar su mano izquierda cerca de una de sus armas de bolsillo, mientras, solo sería un espectador.

Mantubo su posición, sus sentidos y su nteres. Comenzaba a deducir la situación ocurrida anteriormente entre el barman y la chica de cabellos purpuras, sin embargo, una pelea entre dmeonios no era nada sin antes ver, aunque quizas una entrevista o algo por el estilo despues de que esta acabase, podría ser interesante.

Sus cejas se fruncieron en su ceño cuando sintió que una de las presencias era eliminada, no en su totalidad, pero si vencida, derrotada, desterrada almenos de este plano terrenal. Miró de reojo a los presentes, algunos comenzaban a retirarse a sus lugares otros s ehabían ido del local mientras los demas observaban el alboroto o oían mejor dicho este desde adentro apegados a paredes y ventanas.

Grave se alejó un poco de la puerta aquella y caminó hacia la barra, sentandose a medias en un banco y pensando varias cosas al respecto de lo que había ocurrido. ¿Sería normal esto en aquellos barrios? De ser así, esta ciudad era más emocioannte d elo que él pensaba.

No se andaba con rodeos y francamente no tenía nada que temer. Caminó hasta la joven curiosa,intrigada por él, cosa que el mismo desconocía. Finalmente al llegar a sentarse a su lado y sin pudor alguno, le sonrió juntando ambas manos sobre la barra entrelazando los dedos. Buenas noches, señorita. Dijo con una media sonrisa, aunque bastante amigable. Disculpe... ¿Podría yo tomar un poco de su tiempo, para pedirle algo de cooperación? Resulta que estoy en medio de una investigación y usted siendo algo... especial, creo podría ayudarme bastante, ya que hay cosas que un humano no puede saber por si solo. Las ultimas palabras fueron algo más serias.

Jo, Muchas gracias. Dijo algo emocionado y rodeó a la chica a paso rápido por sus lados hasta llegar a su banquito al lado de ella y sentarse. Acomodó sus ropas, dejó su bolso en el suelo, entre sus propias piernas y dejo la libreta sobre la barra, tomando el lapiz con la mano derecha y preparandolo apra cualquier apunte.

Bueno, la cosa es así, resulta que hace bastante, se han empezado a cumplir numero de profesias desde hace mucho tempo enmarcadas. Profesias... Profesias apocalipticas, pero hace poco me enteré de un par de cosas como que para que el apocalipsis, algo que ya definitivamente está proximo. Ocurra; deben despertarse a los cuatro jinetes, muerte, peste, hambre y guerra. Ahora, este es el caso, los demonios no sabe mucho, creo, pues algunos dicen que ellos causaran el apocalipsis, los ángeles no dicen nada y las bestias tienen sus propias historias. Tomó algo de aire. Verá, creo que los jinetes, estan sellados, sellados en algunos puntos especificos, incluso, creo hay uno cerca de esta ciudad...

Oh... ya veo.. Dijo bajando también la cabeza aunquerápidamente la subió a mirarle con una sonrisa bastante simpatica. No se preocupe, almenos confirmó parte de mis palabras y eso sirve bastante, señorita... Entonces se dió cuenta de que no sabía el nombre de ella, tampoco siquiera se había presentado ante la estuenda mujer. ...Oh disculpe. DIjo tendiendo la mano erecha con algo de verguenza. Mi nombre es Ranse, Ranse Truman. Le dijo sonriendo. Era normal si ella siendo dmeonio había oido más de una vez el nombre dle humano que se le permitía pasar al infierno como si nada y que incluso los más grandes demonios le "respetaba" dejandole vivir. Rumores casi profeticos decían que este hombre tenía un gran papel destinado a desempeñar. Aunque solo eran rumores. Y por favor, no me compare con un periodista, esos son cetinos... Yo soy un ocultista de primera mano.

"Valga la rebundancia..." Pensó. Los ocultistas son estudiadores d elo oculto, lo paranormal ligado al espiritismo, demoníaco, angelical, arcano, etc. Dijo respondiendo a la pregunta e la joven de cabellos morados y bebió un poco de su trago haciendo antes una especie de pequeño brindis a la misma ya nombrada joven. Si es que lo era.