Un paseo por el claro.

-Después de un largo camino bajando las montañas que nunca me había separado desde que estuve confinada a mi hogar en las montañas hasta que decidí salir de mi encierro y conocer que ha pasado en el transcurso de todo este tiempo que pareciera que hubiera sido un tan solo latir de mi corazón.-

Me pregunto que me encontrare en este viaje. –murmure pensativa-.

-Caminaba pensativa por el bosque hasta una brisa algo cálida diferente que las montañas me acarició haciendo que saliera de mi trance, mis orejas de neko se movieron ligeramente al captar un sonido familiar continuo a distancia, a medida que avanzaba por el camino boscoso el sonido se hacía mas fuerte a mis oídos agudos sonríe al ver a lo lejos como se confirmaban mis sospechas-.

Un pequeño descanso antes de continuar mi camino, no estaría mal. –sonrió ampliamente-.

-Un pequeño riachuelo estaba a unos cuantos metros que terminaba en un amplio y cristalino lago en medio del bosque algunos pequeños pájaros cerca de la orilla bebían del agua para luego alzar el vuelo y perderse en la inmensidad del cielo azul, camine al lado del riachuelo hasta el comienzo del lago, dejo mi pequeña maleta a un lado mío buscando algo dentro de ella sacando una caja envuelta en un pañuelo de seda blanco con bordes dorados, lo desenvolví a la vez que me recostaba cerca del borde del lago, abrí la caja observando que habían muchas galletas de chocolate con chispas-.

Miau =^^= bueno vamos a picar algo, que lindo lugar… -me quedo mirando los arboles un momento-.

-Acerco mi mano derecha a la caja tomando una entre mis dedos, me la llevo a mis labios dándole un pequeño mordiscos masticándola con lentitud observando las aguas del lago como la luz del sol se reflejaba en ella, pude llegar a apreciar unos pequeños peces nadando en el fondo, con mi mano izquierda con mi índice toque la superficie, el agua era agradable al tacto, me senté en el suelo para luego recostarme boca abajo colocando mi mano izquierda sobre mi mentón dándole apoyo a mi rostro a la vez que flexionaba mis piernas levantándolas, mi mirada se quedo perdida en el lago-

Mis oídos retumban por el fuerte sonido que invadió la tranquilidad del bosque siendo cubierta en un segundo por oscuridad como si solo hubiera parpadeado, una ráfaga agita mis cabellos y los ropajes de mi ropa de sacerdotisa, duda observo los alrededores sin perturbación alguna por un momento me sentía al borde de la locura, sin embargo, un movimiento entre los arbustos me alerto de la presencia de alguien más que se disfrazaba con perfecta armonía con tu entorno como si no hubiese alguien mas que los habitantes asiduazos y mi persona.

De entre las sombras apareció un hombre apuesto de finos ropajes blancos y púrpuras su belleza hacia que tuviera que contener mi respiración por un momento, observe como lo acompañaban distintas clases de animales sorprendida por esa acción depredador y presa juntos en una comunión inaudita.

"Mm extraordinario… "-pienso mientras mi mirada no se apartaba del hombre-.

Me siento de medio lado flexionando mis piernas aun con la galleta en mis dedos, le doy otro breve mordisco observando al nuevo individuo, con mi mano izquierda aparto unos de mis mechones desubicados por la ráfaga que había soplado anteriormente, para luego levantarla un poco haciendo un saludo a lo lejos hacia el hombre.

Hola! –hablo un poco fuerte pero sin ser un grito-

- "Entonces... cual se supone que es su verdadero color de cabello?" - Penso para si mismo al notar esta incoherencia.



- Disculpa mis modales, pero debia atenderles, mi nombre es Sigurd Ancalagon, es un placer conocerte.... - Sigurd realiza una pausa que pareciera dejar todo en un silencio total, su profunda y calida voz es tan clara como intensa, pareciera que aun si intentara susurrar cualquiera podria escucharle en una habitacion, ante su presencia todo alrededor parecia un lugar tranquilo y seguro, como un santuario inpenetrable.

A medida que el sujeto se acercaba a mí una sensación de bienestar me llenaba y el ambiente comenzaba a impregnarse de esa total presencia, como si el mundo se estuviera llenando de paz, si por si fuera poco el aura del sujeto su increíble belleza también rivalizaba, observe como se desabrochaba parte de su capa desplegándola en un elegante y galante gesto haciendo que riera por lo bajo, mi mirada estudio todos sus rasgos con atención maravillándome pareciera que los mismísimos dioses hubiesen esculpido su rostro en granito y luego darle vida en una sedosa piel que a distancia se podría palpar de aquella manera y su cuerpo que a pesar de estar cubierto por sus ropajes y parte de la capa se podría apreciar lo bien formado que era como si hubiese pasado siglos en perfeccionamiento total.

Después de la breve reverencia deja unos canastos en el suelo dándole de comer a los animales que lo seguían una gran sonrisa se dibujo en mi rostro, una persona que se preocupara de alimentar a los animales debería de poseer un buen corazón, mis orejitas se movieron ligeramente al captar el sonidos de los animales comer en tranquilidad y el agua fluyendo, vi como nuevamente el sujeto se dirigía a mi para presentarse finalmente.

El placer es todo mío joven Ancalagon, me llamo Katra Deveraux. –murmuro con la misma intensidad de voz que él solo que con un toque mas dulce-.

La voz del hombre me lleno de una paz interior como si estuviera en un sueño profundo lleno de paz y tranquilidad, en una burbuja mágica, así de fuerte era esta persona, cerré mis ojos y aspire onda como si quisiera cargarme de cada partícula del mágico ambiente, dejando que mi cuerpo se relajara por completo.